La gente siempre habla sin saber, hablan y hablan y a saber por que, se alimentan de tu sangre, pero están vacíos por dentro, por eso lo hacen, no tendrán otra cosa que hacer.
A mi me encanta que lo hagan, porque así me da derecho a ser como ellos dicen, para que hablen con razón y no pierdo nada, y cuanto mas hablen más me creceré, lo que no entiendo es porque a las espaldas, si ya se que lo hacen, al menos que lo hagan a la cara así por lo menos son valientes, aunque ahora comprendo que no es que la gente hablen a mis espaldas, es que voy por delante de ellos.
Ellos siempre viven en un carnaval eterno, falsas mascaras, mascaras de sonrisas alegres, en las que se esconden sus amargados rostros... es una pena que la gente tengan que vivir con el peso de sus propias jorobas, que ni se ven por que no tienen ojos en la nuca. Caminan todos en filas como rehenes, esclavos de sus palabras, caminando bajo las riendas de sus mentiras, y sus ojos ciegos de falsedad, viendo solo lo que quieren ver, bajo sus propios engaños...
Y yo me encuentro delante, delante de esa multitud, de esa gente que solo pueden mirar en una dirección, y en todas direcciones me encuentro yo, porque no soy de ellos, entonces ellos hablan de mi, por no ser como ellos, y eso me hace ser feliz, porque si hablan de mi, es porque no soy como ellos, y me alegro. Así que, gente aburrida, sin otra cosa que hacer, seguid hablando de mi por la eternidad, y así seguiré destacando entre ustedes, siendo mi nombre el más hablado.
Y así comprendí que da igual lo que hablen de mí, lo importante es que hablen.
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